A pesar de que en ningún momento desmontan la sonrisa de sus rostros evidentemente agotados por el trabajo y los compromisos mediáticos, los hermanos Daniel y Juan Carlos Yegres y Eduardo González (Los Pecaya en términos de rock erótico venezolano) hablan de su más reciente película, “Alí Primera”, con la seriedad que logra imponer el compromiso con la memoria del cantor del pueblo, con la historia de la lucha revolucionaria del país y con el buen cine hecho en casa.
Si bien es un film tejido en el contexto-país, la primera producción cinematográfica cocida en los fogones de la Gran Misión Viva Venezuela mi Patria Querida se abre paso frente al gran público a través de las salas comerciales privadas y espacios no convencionales, con la seguridad (ya probada) de que es un trabajo que logra emocionar. Incluso, algo que no parece concebible en una biopic dedicada al músico cuya tragedia conmovió a la cultura nacional, está dotada de guiños de buen humor.
Eso tiene que ver con el espíritu de los muchachos, unos falconianos prestos al chiste y el desparpajo, signo impreso en su música, con la que han cosechado una buena camada de seguidores de la movida alternativa, y las producciones de Humana Cine (que cumple 20 años), con la que en 2023 estrenaron “Tarkarí de chivo, la cena del crimen”, una graciosa película de terror que ha recibido innumerables premios, incluyendo el reconocimiento especial en el Festival de Cine Cumbe de San Agustín este año.
“El género realmente es de ficción, pero para poder construir un guion que contara la vida de Alí Primera tuvimos tres años en una investigación de todo el material de archivo que se había publicado, entrevistas, sus canciones. Pero hay una particularidad: según lo que todos nos remitieron, Alí era un jodedor, carismático, chalequeadorcito y todo” destaca Daniel, el director, para quien Alí trasciende las fronteras de las discusiones ideológicas y se inscribe en la categoría de gran artista, patrimonio del país, “incluso frente a quienes tienen otra forma de ver el mundo”.
Eduardo González, voz y guitarra de Los Pecaya, forma parte del equipo de producción ejecutiva y de guionistas. Encarna a Alí en su etapa adulta de forma solvente, a pesar de su escasa experiencia como actor. Afirma que los espectadores van a encontrar en la película elementos que no tienen que ver con el panfleto ni el discurso político, sino con hechos inspirados en la vida de Alí que además son la historia de un país tal como la cantó. “Hicimos un esfuerzo por fotografiar sus canciones”.
Lejos de las mieles de la fama por exceso de trabajo, no niegan el hecho de coincidir con las ideas de Alí, pero más allá de esa circunstancia decidieron no mentir al narrar la historia de un personaje que fue comunista, fundó los comités por la unidad del pueblo, estuvo preso y fue torturado por los gobiernos de su época.
Juan Carlos, director de fotografía y de posproducción y quien menos habla pero siempre sonríe, detalla que la familia de Alí no solo actúa en el largometraje sino que aportó ideas y dio el visto bueno al guion, un esfuerzo que junto a un casting excepcional le dan a la película valor documental.