El Valle de Mocotíes sufrió fuertes consecuencias producto de las lluvias, dejando familias damnificadas, personas desaparecidas, casas destruidas, comunidades incomunicadas y ante este panorama y ante esta lamentable situación, un grupo de once motorizados de la parroquia La Mesa de Esnujaque decidieron emprender viaje en sus caballos de acero y llevar una mano amiga a quienes lo necesitaban.
Se trata de una iniciativa de José Manaure Dávila y la periodista Carmen Beatriz Alviárez, quienes con el apoyo de los habitantes de La Mesa de Esnujaque recolectaron importantes donativos, entre ellos alimentos no perecederos, ropa de todas las tallas en buenas condiciones, cobijas, toallas y sábanas, zapatos, medicinas y gracias a la suma de voluntad de once motorizados de la localidad organizaron el traslado.
«Bien temprano en la mañana, con el despuntar del alba, los once valientes salieron de La Mesa de Esnujaque rumbo a Tovar como una demostración de solidaridad y hermandad de pueblos cercanos. Una vez en el sitio decidieron atender al Amparo de Tovar, comunidad fuertemente afectada por las lluvias y los derrumbes y que para el día de la entrega, aún no tenían paso vehicular», señalaron los organizadores.
Puntualizaron que “llegar al sitio no fue sencillo pues la vía estaba totalmente obstruida por gran cantidad de tierra, lodo, árboles y rocas que se deslizaron por las lluvias, pero la voluntad y deseo de ayudar a las familias que habían perdido todo sumado a la ayuda y colaboración de los funcionarios que estaban en labores de limpieza, hicieron posible que fueran los primeros en llegar al sitio, realizar entregas casa a casa y dejar otra parte en Caritas de Venezuela, a cargo del padre Arellano, quienes habían llegado por el Páramo de Mariño”.
Para finalizar, agradecen a todas las personas que creyeron en el trabajo en equipo, a los motorizados que dispusieron de tiempo y recursos para el viaje (José Gregorio Villegas, Jesús Calderon, Hilmer Dávila, José Omar Barrios, Juan González, Jhonathan Lara, Luis Briceño, Geovanny Ramirez, Carlos Avendaño y juan Carlos Alarcón ) y la presencia de Dios que guió y acompañó todo el recorrido de ida y vuelta.