Venezuela y China en el centro de la estrategia de campaña de Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha tenido un año 2020 lleno de tropiezos, que han puesto en duda una reelección que a principios de años, parecía asegurada.

La llegada del coronavirus y sus implicaciones en la economía, sumado la explosión social que generó asesinato de George Floyd, así como el fracaso en su estrategia de relaciones con Europa y Ásia, y las recientes delaciones de algunos de sus descontentos colaboradores, son algunas de las causas de la debacle de la candidatura del magnate.

Ante esto, la estrategia de Trump ha centrado su accionar en el ataque contra los «enemigos» de EE.UU, a quienes responsabiliza por todos los fracasos de su administración.

Es así como nace la prédica del «virus chino» para referirse al Covid-19; la acusación sobre Antifaz por las marchas anti raciales, y el discurso de un «cambio inminente» del Gobierno venezolano, acciones acciones discursivas que emplea Trump para buscar el voto que lo lleve a una reelección.

«Culpa de China»

Tras conocerse el brote de la pandemia del virus SARS-CoV-2, -conocido como coronavirus o Covid-19-, el magnate norteamericano, optó por el discurso de la subestimación del peligro de esta pandemia.

«Cuando llegue abril, el virus desaparecerá milagrosamente con el calentamiento del clima», habría dicho Trump el 19 de febrero, quien además no ocultó la decisión de privilegiar la economía y rehuir a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«El año pasado murieron 37 mil estadounidenses por la gripe común. Tiene un promedio de entre 27 mil y 70 mil por año. Nada se cierra, la vida y la economía continúan. Hasta ahora hay 546 casos confirmados de coronavirus, con 22 muertes. ¡Piensen en eso!», dijo en esos primeros días de la pandemia.

Con la llegada del Covid-19, la nación norteamericana se vio sumergida en una espiral de crecimiento exponencial que hoy la ubican, con más de tres millones y medio de casos confirmados y no menos de 138 mil muertos.

Ante este escenario, el discurso del magnate sufrió una transformación que pasó de la subestimación del peligro del virus, a acuñar al gobierno de China, las consecuencias sufridas en EE.UU por esta pandemia.

«China hará todo lo que pueda para que yo pierda esta carrera», dijo en una entrevista el 30 de abril, dando inicio a una carrera de acusaciones donde sus funcionarios se han dedicado a señalar a Beijing como los responsables de la porpagación del virus en EE.UU.

«Lo que el Partido Comunista de China hizo es no prevenir que el coronavirus se expandiera por todo el mundo. Son responsables y Estados Unidos debe llevarlos ante la Justicia», fueron las palabras del secretario de Estado, Mike Pompeo, palabras que han sido acompañada por medidas de «sanciones» contra funcionarios chinos.

Ataques a Venezuela

A la par de este discurso, Trump ha enfilado sus baterías de ataques contra Venezuela, en un afán por recuperar el voto de los latinos de la Florida, que según las encuestas optarán por la candidatura de Biden.

Su más reciente acción, fue durante la visita a Florida donde acudió a un conocido medio hispano y aseguró que «algo pasará con Venezuela», al tiempo que afirmó que su Gobierno estará «muy involucrado».

Esta amenaza del magnate, vino acompañada por una agenda de medios desplegada por Elliott Abrams, quien en su condición de «enviados especial para Venezuela», ha hecho anuncios de una «ofensiva comunicacional» y aseguró que para intensificar el bloqueo, EEUU está «presionando» a las compañías navieras, aseguradoras, certificadores y Estados, que registran buques.

“Lo que verán es que la mayoría de los armadores, los seguros y capitanes simplemente se alejarán de Venezuela. Para ellos no vale la pena la molestia o el riesgo”, señaló Abrams.

Además de las amenazas para congraciarse con la extrema derecha venezolana y cubana concentrada en Florida, otras de las acciones a implementadas por el Mandatario en su campaña por la reelección, ha sido el ataque a la misma oposición venezolana y a Juan Guaidó, contra quien se ha hecho público en los últimos meses, el creciente rechazo que genera en estos sectores, como consecuencia de fracasos y escándalos de corrupción.

Al respecto, dijo que Guaidó “parece estar perdiendo poder» y añadió que en su administración apuesta por alguien «que tenga el apoyo de la gente», desmarcándose así del autoproclamado.

Asimismo, al igual que con China, donde ha asociado a Joe Biden como un aliado de los asiáticos, Trump ha señalado que una victoria del demócrata «convertiría a EEUU en Venezuela», maniobra que ya había utilizado en 2016 contra Hillary Clinton.

Esta estrategia de evadir la culpa y recuperar el apoyo del extremismo a través del discurso hegemónico y antocomunista, centrada en China y Venezuela, surge tras la publicación de recientes encuestas por parte de Dalla Morning y la Universidad de Texas, que otorgan la ventaja a Joe Biden en Arizona, Florida y Texas, regiones que hasta ayer fueron bastiones de los republicanos, y que hoy son fundamentales para un Trump que sueña con la reelección.

 

 

 

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