Una tarde de 1821 se instaló el congreso constituyente de Colombia la grande en la ciudad de Cúcuta, bajo la vicepresidencia del precursor Antonio Nariño Álvarez, un hombre nacido en Bogotá el 9 de abril de 1765 y que para entonces había participado en todas la campañas, dejando su huella marcada en casi todos los momentos de la historia de emancipación neogranadina; venía de largas prisiones, había pasado casi la mitad de sus 50 años aherrojado en los calabozos de la monarquía y llevaba en sus tobillos la cicatrices de muchos años de grillos y pesadas cadenas; sus pulmones había resistido los húmedos pontones de Santa Marta, Cartagena, El Callao, Puerto Rico, La Habana y las peores cárceles españolas; desde muy joven se había preparado en la lectura de los clásicos europeos, de los liberales franceses y de los revolucionarios Norteamericanos.
En sus tiempos de mozo se comunicaba con los liberales peninsulares y recibía los libros que la Santa Inquisición llamaba prohibidos, sin embargo casi que popularizó la lectura en Bogotá de las obras de Rousseau, hizo la traducción de “los derechos del hombre y el ciudadano” propagando los principios básicos contra la monarquía. Era un hombre muy conocido; había sido presidente de Cundinamarca y bajo su mando se movieron los ejércitos patriotas hacia el sur contra los españoles venidos desde Quito.
A mediados de abril llegó a Cúcuta y traía un nombramiento de vicepresidente de la república, enviado por Bolívar con todos los poderes para la instalación del congreso!
Francisco de Paula Santander era el hombre con más peso en aquellos días, se sentía guapo y apoyado, además había nacido en Cúcuta; estaba en su patio, bautizado en la misma iglesia donde despachaba el congreso en la Villa del Rosario y no estaba en disposición de ceder terreno para la consolidación de otros hombres, aun cuando fuera un personaje como Don Antonio Nariño a quien tal vez le reconocía todas sus charreteras de General y parlamentario pero contra el cual usaría todas sus artimañas para tratar de sacarlo del juego; tenía un factor muy importante a su favor y era que el viejo guerrero mostraba sus deterioros en el andar, y ya no tenía la fogosidad de sus años juveniles! Había salido ileso de varias enfermedades y la tuberculosis se había ensañado contra él en los tiempos recientes.
Ubaldo García
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