El presidente de Colombia, Iván Duque, designó este martes como nuevo ministro de Defensa a uno de sus funcionarios más cercanos, Diego Molano, en reemplazo de Carlos Holmes Trujillo fallecido por coronavirus.
“QUIERO EXPRESAR UNA VEZ MÁS EL DOLOR QUE HEMOS SENTIDO EN LA ÚLTIMA SEMANA POR LA PARTIDA de Carlos HOLMES, EN SU LUGAR HE DESIGNADO COMO MINISTRO DE DEFENSA NACIONAL AL DOCTOR DIEGO MOLANO”, DIJO EL MANDATARIO EN TELEVISIÓN, RODEADO DE LA CÚPULA MILITAR.
Molano es el tercer jefe de la cartera de Defensa en dos años y medio del gobierno conservador de Duque, después de Trujillo (2019-20) y el empresario Guillermo Botero (2018-19).
Su antecesor falleció a los 69 años en el hospital militar de Bogotá por complicaciones derivadas del covid-19. Se convirtió en el funcionario colombiano de más alto rango en sucumbir al virus.
De 50 años, Molano fungía como director del Departamento Administrativo de Presidencia desde octubre de 2019. Como miembro del partido de derecha en el poder, el Centro Democrático, ha sido concejal de Bogotá y precandidato a la alcaldía de la capital.
El nuevo ministro de Defensa se comprometió a fortalecer la lucha contra las organizaciones que se nutren del narcotráfico, a defender el medioambiente y apoyar el proceso de vacunación contra el covid-19.
“Que todos estos grupos narcocriminales sepan que no les vamos a dar tregua”, declaró, citando al Clan del Golfo, heredero del paramilitarismo, pero también al Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida en el país, así como a las disidencias que se apartaron del pacto de paz firmado en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Además, se comprometió a “profundizar” la erradicación y aspersión de cultivos de hoja de coca que en 2019 alcanzaron 154.000 hectáreas en Colombia, contra 169.000 en 2018, según la ONU.
Cuando el presidente Duque llegó al poder en agosto de 2018 nombró a Guillermo Botero como jefe de la cartera de Defensa, uno de los ministerios más importantes en un país en conflicto. Pero Botero dimitió a finales de 2019 tras el escándalo desatado por un bombardeo militar que mató a ocho menores de edad reclutados por disidentes.
Con la popularidad en rojo (36%), Duque lidia con una cascada de cuestionamientos a su política de seguridad frente a los focos de violencia alimentados por el tráfico de drogas, que se han recrudecido en regiones alejadas desde el desarme de las FARC, convertidas en partido político.
Inmersa en un conflicto de casi sesenta años que deja más de nueve millones de víctimas, Colombia enfrenta actualmente una ola de masacres y asesinatos selectivos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y excombatientes que dejaron las armas.