Ubaldo García
Gráfica: Referencial
Cuando se gritó independencia en la Caracas de 1810, siete fueron las provincias que se agruparon para la formación de la república: Maracaibo, Coro y la Angostura no participaron en la federación y desde el primer momento se prepararon para atacar a los revoltosos que querían revocar la monarquía española; desde entonces Maracaibo fue una plaza apetecida por el ejército republicano, Bolívar lo dijo muchas veces y existen evidencias de movimientos militares para sumar a esta importante región a la unión venezolana. La ciudad, su ubicación y su puerto la colocaban en posición envidiable para ganar la guerra y después cuando se pensó en Colombia la grande era el mejor lugar para establecer la capital de la gran nación suramericana.
Cuando se firmó el armisticio por noviembre de 1820 en Trujillo, Maracaibo seguía en poder de los realistas, pero eran muchas las escaramuzas y acercamientos con los republicanos que después de Boyacá y Santa Ana parecían imponerse en el tablero de la contienda, por un lado el General Urdaneta desde su puesto de Comandante de la guardia republicana movía los hilos por lo bajo para la liberación de su tierra y desde allá el trujillano Domingo Briceño tenía minada la resistencia al gobierno monárquico y avanzados los planes para el salto de talanquera, el 28 de enero de 1821, el cabildo, el gobernador y las fuerzas vivas se reunieron para firmar un acta en la que renunciaban al gobierno español y solicitaban su adhesión a la república de Colombia y la protección del ejército patriota.
Hoy cuando analizamos los acontecimientos podemos ver que todo estaba preparado para un cambio sin plomo y sin muertos; los detalles muestran a Domingo Briceño, hermano de Antonio Nicolás, como libertador de Maracaibo y aún se discute la participación efectiva de Urdaneta y los preparativos hasta del mismo Libertador. Lo que pasa es que en aquellos tiempos estábamos bajo la normativa del armisticio y era de caballeros cumplir las pautas firmadas, sin embargo, en las numerosas cartas entre Bolívar y el General La Torre (jefe español) se puede ver que se dan vueltas y explicaciones para justificar que el batallón de tiradores de la guardia, bajo el mando del Coronel José Rafael de las Heras se movió desde Gibraltar hacia la capital para ayudar casi de inmediato a los pedimentos de los maracuchos; los españoles gritaron “infieles a la palabra, el mundo se enterara de la trampa montada contra nuestra buena fe”; Urdaneta dijo yo no fui, fue un levantamiento espontáneo; y Bolívar simulando tal vez su desconocimiento escribió “ningún estado, podrá negar la ayuda a un hombre que cambie de bando y mucho menos cuando se trata de un pueblo entero!” al final el culpable sería el Comandante del batallón y Bolívar prometió a los españoles que sería juzgado por su mala conducta; la verdad, verdad, fue que todos estaban muy contentos por la nueva conquista para la república, que se lavaron las manos en Trujillo y que desde ya se estaban preparado para reiniciar la guerra.
Importante fue ese día 28 de enero, 200 años después los celebramos porque todos sabemos que las contiendas bélicas se ganan con las batallas, con las estrategias y con los sacrificios de los pueblos pero también se ganan con la astucia, con la diplomacia y con tal cual carta marcada que aseguran el triunfo y la gloria.