La Cumbre de los Pueblos prevé reunir a más de 10 mil personas provenientes de comunidades autóctonas en Brasil, en paralelo a la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), la cual se celebrará en la ciudad brasileña de Belém entre el 10 y 21 de noviembre, y contará con la participación de al menos 160 naciones y se prevé la mayor participación popular de la historia.
Una de las principales críticas destinadas a la preparación del evento de la ONU es el proceso de la acreditación, que dificulta la participación de las comunidades locales y prioriza las grandes corporaciones. Al respecto, el integrante del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Pablo Neri, opinó que «la COP30 es un espacio para corporaciones y naciones, por lo que estamos construyendo la Cumbre de los Pueblos, este espacio para la amplia participación de la sociedad civil para debatir este grave momento que estamos viviendo en el mundo”.
Así, Neri señaló que pretende integrar y reunir a la mayor parte de la población indígena, las comunidades ribereñas, los campesinos, las comunidades quilombolas, entre otras, sin necesidad de acreditación. Los movimientos populares creen que la celebración de la COP30 en la Amazonía es una buena oportunidad para visibilizar las denuncias de las falsas soluciones, como también dar a conocer las iniciativas en respuesta ante la crisis climatológica.
Los pueblos indígenas han logrado una mayor participación en los espacios oficiales, con una delegación de 360 líderes brasileños y hasta mil indígenas de todo el mundo acreditados para la Zona Azul, área restringida destinada a las negociaciones oficiales, la Cumbre de Líderes y los pabellones nacionales. También, se lanzó el Fondo para los Bosques Tropicales para Siempre, al cual se destinará el 20% de los fondos transferidos a cada nación que alberga bosques tropicales para comunidades indígenas.
Una de las iniciativas desarrolladas para esta edición es la Aldea de la COP, un espacio para la celebración de actividades culturales, políticas y espirituales. “Queremos convertir la Aldea COP en el corazón de la COP30, un espacio de referencia para la identidad indígena, para que todas las personas que no tienen conocimiento, que nunca han tenido ningún tipo de experiencia con los pueblos indígenas, puedan tener un diálogo directo con ellos, y esperamos recibir al menos a 3.000 indígenas”, explica la ministra de Pueblos Indígenas Sônia Guajajara.