La selección nacional de Sóftbol dio una muestra de dominio, contundencia y efectividad en la gran final al vencer 9-2 a Colombia y colgarse la presea dorada de los Juegos Bolivarianos Bicentenario de Ayacucho 2024. Tan solo cinco entradas fueron suficientes para doblegar al país cafetalero, pues con una ventaja de siete anotaciones forzaron la regla de diferencia máxima de carreras (7 en cinco entradas) para festejar por todo lo alto en el estadio del complejo deportivo de Villa María del Triunfo.
En la soleada tarde de Lima el equipo colombiano empezó ganando en el mismo primer inning con algunos batazos oportunos, no obstante llegaría la respuesta venezolana gracias a un hit con bases llenas de Kisbel Vizcaya que llevó a la goma a sus compañeras Bailey Olerich y Diana Arcay. 2-1 se colocaba la pizarra en ese cierre de la primera entrada.
Colombia respondería con el empate abriendo el segundo episodio, pero el tricolor volvería a ondear en el marcador para irse arriba a través de un batazo fuerte de Yulexis Barrios con mujeres en segunda y tercera que la segunda base contraria no pudo contener, y con ello Venezuela se ubicaba 4-2.
De ahí en adelante la novena contraria se mantendría contenida por la gran labor de la lanzadora abridora Loreley Francia que se apoyó en sus compañeras defensivas para sacar ceros y ponches (sumó seis en total). Venezuela fabricaría dos rayitas más en el cuarto inning para ampliar a seis las anotaciones, pero fue en el quinto y último capítulo que puso broche de oro al día.
En el comienzo de dicha entrada se sumaría la séptima carrera gracias a un doble potente de Eila Infante que llevó al home a Kisbel Vizcaya que se encontraba en primera producto de un sencillo. Luego del doble, Infante se movió a la tercera por el tiro del cortador en la jugada previa y Dayerlin Rivas recibiría un pelotazo y se robaría la segunda base. Seguidamente Yuruby Alicart recibiría base por bolas intencional y llegaría el momento de la consagración de Diana Arcay.
Con las bases llenas, Diana conectó doble que impulsó a Infante y Rivas hasta la registradora y con ello pondría cifras definitivas al compromiso. Lo siguiente fue un desborde de alegrías en el campo y en la grada con los fanáticos venezolanos.