La novela “El coronel no tiene quien le escriba” del aclamado latinoamericano Gabriel García Márquez se transforma en montaje en el Teatro Nacional Román Chalbaud.
Lúgubre, austera y cruelmente realista es la historia de vida del personaje principal de esta historia quien se alimenta del recuerdo, la esperanza y tiene una paciencia inagotable, lo que uno termina por debatir si es una cualidad o un defecto.
En medio de situaciones extremas, un gallo que le dejó su hijo muerto lo mantendrá con los pies sobre la tierra pero no con la barriga llena. Aunque quizá, le dará algo de calma y alegría.
En medio de una tarde lluviosa, el jueves 12 de septiembre de 2024 tuvo lugar el preestreno de la obra, dirigida por Carlos Giménez. Djamil Jassir y Francis Rueda conforman la pareja protagónica, el coronel y su esposa.
Con innegable química y gran concentración, el duo llevó el peso de la trama, retratando así la vida miserable de un matrimonio, que durante lo que deberían ser años de retiro, solo conoce la supervivencia.
Amor incondicional o resignación
Francis interpretó a la cónyuge asmática; una mujer con el carácter y la angustia de una persona quien carcomida por la crisis, no puede darse el lujo de dejarse vencer. Harta de la pobreza y la monotonía en su vida, la coronela se esfuerza por hacer que su esposo espabile y consiga un futuro mejor para ellos.
La certeza de que la muerte se avecina, así como la amargura, desesperación y tristeza de una persona muy conciente de que no tiene posibilidad de salvación, fueron emociones transmitidas de forma precisa y brillante por la primera actriz venezolana durante la puesta en escena.
La también estrella de melodramas televisivos explicó en previas declaraciones a dicha presentación, que asume al personaje desde cero, representándolo a su manera. Adicionalmente, como espectador no es extraño preguntarse si la mujer continúa con el coronel por amor incondicional o resignación, pues este sigue enfrascado en sus días de gloria, su orgullo y la recompensa que jamás termina de llegar a sus manos.