Profesor Ubaldo García
Gráfica: Referencial
Los intereses de los grupos humanos hacen posible que se originen los conflictos y las guerras que ocurren por las ansiedades de conquistar territorios y poseer recursos o por necesidad de liberación y establecimientos de gobiernos propios.
En los momentos cumbres de los encuentros bélicos cuando uno de los contendores se siente perdido, cuando hace falta reparar fuerzas de lado y lado o simplemente cuando los guerreros sienten la necesidad de parar los combates para descansar o para intercambiar presentes, mensajes o palabras, entonces se solicita un armisticio. Es una tregua o acuerdo que firman dos países en guerra o un ejército en lucha por su independencia. Suspensión de hostilidades pactada entre ejércitos beligerantes entendiéndose beligerancia como la disposición o actitud combativa y tenaz de una nación o grupo político que está en guerra.
El rey de España Fernando VII obligado por los liberales que se negaron a salir hacia América en enero de 1820, aceptó la constitución española y solicitó un armisticio a los rebeldes americanos, dictó las instrucciones para que se establecieran conversaciones con los republicanos, como una táctica distinta para tratar de dominarlos con la palabra y la diplomacia.
Tenemos conocimientos de acuerdos en diferentes momentos de la historia, armisticios en los días difíciles de las confrontaciones bélicas; en diciembre de 1914 durante la primera guerra mundial, en las horas previas al día de Navidad, los soldados alemanes empezaron a adornar sus trincheras y a cantar villancicos que fueron escuchados por sus contendientes británicos quienes respondieron elevando canciones de paz, poco después asomaron sus cabezas por entre las alambradas, se saludaron e intercambiaron presentes, pequeños tesoros que habían guardado y se mostraron fotografías de sus seres queridos, aquella tregua admirable permitió enterrar a los soldados caídos, llorar sus pérdidas y se sabe que se abrazaron en la Navidad y concluyeron leyendo un fragmento del salmo 23, “el señor es mi pastor”.
En la tarde noche antes de la batalla de Ayacucho en el Perú los ejércitos se alinearon y decidieron esperar la luz del día para el enfrentamiento, hay evidencias documentadas de que los jefes permitieron un encuentro en la línea o frente de guerra, había gente conocida de lado y lado que pudieron abrazarse y conversar antes de entrar en la pelea del siguiente día.
El armisticio de Trujillo se firmó el 25 de noviembre de 1820 estableciéndose un lapso de seis meses sin combates ni movimientos de tropas, cada ejército ocuparía los territorios asignados para el momento, después de un intenso intercambio de mensajes y de negociaciones entre los representantes de ambos bandos se logró el acuerdo, aquellos hombres terminaron siendo amigos y se propuso un encuentro entre los jefes, el sábado 27 de noviembre Bolívar y Morillo se abrazaron en Santa Ana y todos los oficiales compartieron sonrisas y alegrías.
El convenio del armisticio no llegó a su lapso final, antes ocurrieron movimientos de tropas por parte de los patriotas que fueron considerados por los españoles como una violación a los acuerdos y se notificó a todos los frentes de guerra que se reiniciarían las hostilidades, en efecto el 28 de abril de 1821 se movieron las tropas para volver a la guerra por la liberación.