Trujillo huele y sabe a café con calidad de exportación

Víctor Montilla es un productor de Boconó, estado Trujillo, quien tiene más de ocho años trabajando la caficultura en la parroquia El Carmen del municipio Boconó y representa la cuarta generación de la unidad de producción familiar integrada por 15 personas; pero es que desde tiempos inmemoriales la mayoría de los trujillanos comienzan su día con una taza de café, porque Trujillo llegó a ser uno de los estados que producía una buena cosecha de café, incluso mucho antes de la aparición del petróleo.

Actualmente, el proceso para la generación de semillas, de plántulas, el cultivo, el desarrollo de la planta, las cerezas y la cosecha está en manos de varios caficultores trujillanos, quienes desde hace años se dedican a la producción del café.

Montilla es uno de ellos y quien produce alrededor de 45 quintales de café junto a su equipo, pero su meta es llegar a los 300 quintales. “Es una hacienda que comenzó desde cero y que ha ido en escalada, subiendo”, comentó.

Su café es del tipo natural-honey por su proceso de fermentación. “Nosotros comenzamos con mil metros cuadrados, hasta lograr hoy alrededor de cuatro hectáreas y seguimos creciendo. El tipo de café que producimos es natural-honey, con variedades como Catimor, Castillo, Monte Claro, Bourbon, Caturra y Villanueva. Para mí sembrar café representa volver a mis raíces. Soy la cuarta generación de esta gran familia caficultora”, expresó.

Cada variedad de café tiene un lote diferente con un nombre asignado y todos los años la familia Montilla está sembrando esperanzas en El Caotal. “Comencé a trabajar el café de especialidad alrededor de cuatro años con ensayo y error. Nuestro trabajo es muy artesanal teniendo el cuidado y la selección de los granos, todo ha sido en equipo y en conjunto, ha sido un trabajo muy arduo y de muchos años”, comentó.

Montilla indicó que en Venezuela hay un producto que está bueno, “hay un café de excelencia y que se está trabajando. Este café es elaborado con amor, con cariño y eso lo hace un café especial”, expresó.

El producto final empaquetado es Boca Café, comercializado básicamente en la ciudad de Caracas, con miras a exportarlo en un futuro.

Víctor Montilla fue uno de los ganadores del II Encuentro Internacional de Café de Especialidad Venezolano , donde obtuvo el primer lugar (Taza de Oro) y demostró su trabajo y pasión por la tierra, lo cual significó mucho para su familia. “Este premio significa muchísimo. Es demostrarle a mi abuelo de más de 80 años que de su tierra salió un producto excelente que lo reconoce Venezuela y que se está viendo en otros países. Es decirle a mi papá que valió la pena este proyecto. Es decirle a mi primo que vamos por buen camino. Ésto significa ser consecuentes con lo que estamos haciendo”, puntualizó.

Aprendizaje familiar

Siguiendo la ruta del café en Boconó, específicamente en la Loma de Mitimbis sector La Candelaria en la Hacienda La Alejandría, está Francisco Rosales quien junto a su esposa María Eugenia Barazarte, el dueño de la finca Orlán Moreno, su esposa Elizabeth Guerra y Manuela Moreno forman un equipo para cosechar el mejor café.

Aunque Rosales creció entre cafetos, tiene tres años en la producción de café de especialidad. Comentó que la siembra está dividida en una hectárea y media con la variedad Tabi, cinco hectáreas de la variedad Castillo y de Bourbon hay una hectárea, para un total de siete hectáreas y media.

“Siembro y cosecho este rubro desde muy pequeño. Aprendí con mi padre, él me enseñó lo que soy hoy en día. Pertenezco a la segunda generación de caficultores. Quisiera que muchos de los que me conocen aprendan de la experiencia que hoy tengo, estoy enamorado de este rubro que es el café”, señaló.

Rosales produce aproximadamente 3.680 kilos de café en un año y la venta es nacional. “La mayoría de los que compran este café son baristas porque es café especial. Lavado en muy buenas condiciones y seleccionado por un grupo de personas, entre ellas mi esposa. Vendemos el café seleccionado de primera. Es una variedad Tabi que es colombiana, pero entró a Venezuela hace más de cuatro años que se sembró y tiene tres años en producción”, expuso.

La distribución está a cargo del dueño de La Alejandría y generalmente se hace en las ciudades grandes como Caracas.

Detalló que cada saco de café pesa 46 kilos. Anualmente se produce un aproximado de 80 quintales, porque el producto de especialidad apenas tiene entre tres y cuatro años.

Rosales es ganador del tercer lugar (Taza de Bronce) en el II Encuentro Internacional de Café de Especialidad Venezolano con su variedad Tabi. Al consultarle sobre esta premiación afirmó que “el logro fue de todo un equipo de la hacienda La Alejandría, con constancia, disciplina y mucho esfuerzo y sobre todo trabajamos con mucha humildad para que estos resultados sean los que obtuvimos. Me motivaron a participar unos caficultores que fueron el año pasado a esa feria internacional”.

Es la primera vez que esta hacienda participa en una feria internacional de café, por lo que Rosales envió un mensaje a los productores trujillanos y del país. “Mi mensaje va dirigido a todos esos caficultores que siembran esa semilla con mucha fe y solo esperan en Dios para ver sus frutos, les animo a que no pierdan la oportunidad de estar en este tipo de eventos que nos ayudan mucho como caficultores y nos incentivan a seguir haciendo el trabajo mucho mejor, el que entra en el mundo del café como lo hice yo no se quiere ir, porque el mundo del café es infinito”, acentuó.

De Boconó a Trujillo

Alejandro Torres pertenece a la Asociación de Caficultores del Monumento a la Paz. Es otro de los galardonados del II Encuentro Internacional de Café de Especialidad Venezolano, donde obtuvo 88.43 puntos y alcanzó el cuarto lugar. Está localizado en el sector Los Llanitos de San Lázaro, parroquia Andrés Linares del municipio Trujillo capital, donde también se produce un excelente café.

Torres posee tres hectáreas de la especie arábiga con variedades Typica (criollo), Colombia 27 y Castillo. Es una unidad de producción familiar y la integran siete personas; entre papá, mamá y cinco hijos, con asesoría del ingeniero Wulliam Zué. Además cultivan otros rubros como cambur, yuca, caraota, maíz y plátano.

Para este productor trujillano, que forma parte de la quinta generación familiar, el café de especialidad es una alternativa que le da un valor agregado a este rubro. “Hay que motivar a los caficultores del país y en especial del estado y del municipio a la producción de café de especialidad, lo cual es una alternativa para darle valor agregado a la producción existente e incentivar a las nuevas generaciones a participar en la producción de café. Hay que evitar la emigración de los campos a las ciudades u otros países como actualmente está sucediendo y solicitar apoyo mediante los entes gubernamentales correspondientes para garantizar la disponibilidad de financiamiento y adquisición de insumos en los momentos oportunos”, reflexionó.

Creer en el café

La juventud de Boconó ve en la producción del café una forma de contribuir con el desarrollo económico del municipio, manifestó Juan Manuel Cruz quien logró el décimo lugar en el II Encuentro Internacional del Café Especialidad Venezolano (Eicev) 2023.

Cruz creció entre cafetos por lo tanto le dedicó este premio a sus abuelos, además agradeció a la organización del evento por fomentar el desarrollo y el crecimiento de la caficultura en el país. “Les invito a creer en el café, a sentir cariño por este rubro”, indicó. Cruz dedicó su premio “a mis abuelos”.

Los trujillanos consideran la producción de café una pauta especial, gracias a su calidad y al renombre internacional dado por estos productores. En el II Encuentro Internacional del Café Especialidad Venezolano (Eicev) 2023 Trujillo resultó premiado con el primero, tercero, cuarto, décimo y décimo sexto lugar destacando que la magia de este estado también tiene aroma y sabor a café con calidad de exportación.

 

 

 

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