68 años del natalicio de Hugo Chávez, el Comandante del Pueblo

Hace 68 años, el 28 de julio de 1954, dicen que, en una noche de lluvia, nació Hugo Rafael Chávez Frías en Sabaneta de Barinas, población ubicada en el corazón de los llanos venezolanos, niño campesino, adolescente beisbolista, joven soldado, hombre insurgente, líder firme y amoroso, faro de pueblos y revoluciones; a su vida bien podría dársele el mismo mote que El Libertador Simón Bolívar acuñó para sí: «El hombre de las dificultades».

Hombre que supo sortear una infancia de pobreza y perseguir con vehemencia su sueño de jugar a la pelota. Incursionó en el mundo militar como una excusa para llegar a las grandes ligas, pero el llamado de la Patria y la indignación por un mundo de desigualdades lo hicieron cambiar de rumbo.

El país lo conoció el 4 de febrero de 1992 cuando con su «por ahora» asumió la responsabilidad por la rebelión cívico militar de esa madrugada. Por primera vez su rostro se hacía público para la gran mayoría del pueblo, pero para ese momento ya Chávez tenía años de trabajo silencioso en los cuarteles reclutando fuerzas y corazones que como él soñaban con otro rumbo para el país y para el mundo.

El resto de la historia es conocida por todos y todas. Fue encarcelado y cumplió dos años de prisión en Yare. En 1994 fue liberado y su popularidad ascendió de forma meteórica. Prometió recorrer el país e ir hasta las «catacumbas del pueblo» y así lo hizo. En 1998 ganó la presidencia en medio de un inmenso fervor popular y acto seguido, tal como lo había prometido, convocó a una Asamblea Nacional Constituyente para refundar la República.

Sueños patriotas y Revolución Bolivariana

“Siempre hemos venido dándole, imprimiéndole, entendiendo este proceso como un proyecto histórico, necesariamente de largo aliento, de largos horizontes, de muchos caminos, (…) No tiene que ver única y exclusivamente con este ser humano que aquí está, yo sólo soy un soldado, una vida y una circunstancia que aquí me trajeron. No, no es porque ganó Chávez las elecciones que habrá Patria, es porque una buena mayoría, clara mayoría de venezolanas y venezolanos, votaron por la Patria, votaron por el futuro”.

De esta manera, el comandante Hugo Chávez Frías resumió el propósito de la Revolución Bolivariana que inició a finales del siglo XX, durante el acto de proclamación como Presidente reelecto de la República Bolivariana de Venezuela para el período 2013-2019, en las instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) el 10 de octubre de 2012, luego de ganar por aplastante mayoría las elecciones presidenciales realizadas tres días antes.

En este período presidencial, el Líder de la Revolución Bolivariana adelantó que Venezuela cerraba un ciclo y abría uno nuevo, pero siempre en la continuación del proyecto bolivariano histórico, fundamentado en el Libertador Bolívar; en su visión estratégica, política, geopolítica, humanista.

Reafirmó una y otra vez que este conjunto de ideas revolucionarias debía acelerar las respuestas eficientes y solución a miles de problemas que se arrastraban desde décadas anteriores por el neoliberalismo salvaje que operaba abiertamente en el país. Durante todos esos largos años no existían ni guerra económica ni bloqueo criminal auspiciado por el hegemón imperial de Estados Unidos (EE.UU.) que entonces proclamaba ser “aliado” de los gobiernos de turno en Venezuela.

Las palabras del entonces Presidente reelecto por cuarta ocasión (o quinta, si se cuenta la victoria inédita e histórica del Referendo de 2004), consolidaba la visión política de un humilde venezolano que nació en Sabaneta de Barinas el 28 de julio de 1954, y que a lo largo de su vida y hasta el mismo momento de su partida física el 05 de marzo de 2013, trabajó por hacer de Venezuela un Estado de Derecho y Justicia Social donde el ser humano es el centro de todo.

En una época en la se levantaba la bandera del fin de la historia, tuvo la osadía de declararse bolivariano, socialista y feminista, de llamar a la revolución mundial y de dar el protagonismo a los excluidos.

Amigo de los pobres, de los obreros, se ganó el odio de los grandes empresarios; amigo de las mujeres, de los negros, de los indígenas; se ganó el odio de los medios de comunicación mercantilistas y de las cúpulas académicas; amigo de los pueblos expoliados, se ganó el odio de los imperios

De esta manera, Hugo Chávez se plantó a las grandes potencias y a los grandes capitales, y ese mismo carácter rebelde se lo insufló a su pueblo, esa misma masa de gente que en 2002, cuando lograron derrocarlo por menos de 48 horas, le puso el pecho a las balas y se jugó la vida saliendo a la calle a reclamar su regreso.

La clave de la que sería la última reelección de Chávez (para el mandato 2013-2019) radicó en los logros sociales de su gobierno, plasmados en la drástica reducción del analfabetismo, el incremento de estudiantes universitarios de extracción social popular, la ampliación de la cobertura sanitaria pública y la creación de mercados populares con artículos de primera necesidad a precios subvencionados por el Estado, entre muchas otras inéditas victorias que se convirtieron en cotidianidad a diferencia del siglo pasado.

Partió el 5 de marzo de 2013. Tres meses antes se había despedido del pueblo con un mensaje que llamaba a la unión y exaltaba a la patria. La movilización popular para despedirlo fue igual que todo cuanto lo involucró mientras fue presidente: inédita. Durante más de una semana gente de todo el país peregrinó a Caracas a rendir honores y jurar lealtad al hombre que cambió el paradigma de los líderes.

Hoy lo siguen haciendo en el Cuartel de la Montaña 4F, en la parroquia 23 de enero, donde reposan sus restos. Se trata del lugar desde donde comandó las acciones el 4 de febrero. Desde allí ilumina como un faro al pueblo que sigue soñando con una revolución irreversible y que, tal como él lo pidió, se siente encarnada en el Gigante.

 

 

VTV/Gráfica: Cortesía