Trump arreció el bloqueo económico, financiero y comercial contra la isla caribeña en medio de la batalla contra la Covid-19.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, expresó que el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos limita la compra de insumos médicos para combatir la Covid-19.
En su cuenta en la red social Twitter, el canciller cubano refirió que expertos en Derechos Humanos de Naciones Unidas confirmaron que las excepciones humanitarias a las medidas coercitivas unilaterales por la Covid-19 son ignoradas por el Gobierno estadounidense.
De igual forma, suscribió el reclamo que por más de 60 años mantiene el pueblo y Gobierno cubano de poner fin a las sanciones contra la Mayor de las Antillas.
En ocasiones anteriores, el propio canciller ha subrayado que Washington aprovecha la Covid-19 en su intento de causar el mayor daño posible a Cuba.
Dentro de las acciones en medio de la pandemia que acometió la administración Trump estuvo impedir, a principios de abril, un cargamento con 100.000 mascarillas y 10 equipos para diagnosticar la Covid-19 que eran enviados desde China hacia Cuba.
El país caribeño ha expresado en diferentes espacios internacionales el recrudecimiento del bloqueo por parte de la administración Trump en los últimos años que ha implicado afectaciones a la economía del país.
Tras su arribo al poder el 20 de enero de 2017, el actual presidente de los Estados Unidos aprobó más de 187 resoluciones hostiles a la economía antillana, decretando la activación del Capítulo III de la Ley Helms-Burton.
De acuerdo con la Cancillería cubana, desde abril de 2018 hasta marzo de 2019, el bloqueo ha causado pérdidas a Cuba en el orden de los 4.343,6 millones de dólares, y a precios corrientes, los daños acumulados durante casi seis décadas de aplicación de esta política alcanzan la cifra de 138.843,4 millones de dólares.
Sobre el particular, el politólogo y sociólogo argentino Atilio Borón apuntó recientemente que el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba es el crimen de guerra más infame, por su maldad y duración.