Por: Carola Chávez
Muy respetado y estimado Presidente Biden,
Nosotros, un grupo de venezolanos incomprendidos por este país que no entiende la genialidad, nos dirigimos respetuosa y temblorosamente a Ud., primero para a saludarle junto a su familia, su gobierno y su entrañable amigo invisible que siempre lo acompaña; y luego para advertirle que Nicolás Maduro is eating your corn by the little borders, o sea, le está comiendo el maíz por la orillita.
Pasa Mr. President que aquellas sanciones maravillosamente diseñadas para sacar a Maduro en tres meses no solo han funcionado, sino que -déjenos decirle- alguien se equivocó y terminaron afectándonos a nosotros, los empresarios, banqueros, profetas de la economía, académicos, profesionales bilingües con postgrados en los USA, bloqueándonos el acceso a nuestras cuentas en el Bank of America, obligándonos a recurrir a apps de dudosa procedencia para recibir nuestros dólares… y ni hablemos del fin de los vuelos directos a Miami que tan bien nos servían. Ahora, Mr. President, para ir a Miami, tenemos que hacer escalas fastidiosísimas en Panamá, o sea, salir en avión del tercer mundo para aterrizar en el ídem…
Mientras la clase decente y pensante sufre por estar vicisitudes que ustedes llaman efectos colaterales y que nosotros llamamos la muerte chiquita, el pueblo venezolano, al que las sanciones dejó sin alimentos, sin medicinas, sin repuestos, afectando todas las misiones y políticas horrendas de inclusión que durante las últimas dos décadas el chavismo se ha empeñado en imponernos… ese pueblo que, según los cálculos de los más luminosos think tanks, desesperado por el sufrimiento extremo y la asfixia que las sanciones suponían, saldría a derrocar a Maduro, tal como lo explicó el ex embajador Brownfield con un brillo sádico en sus ojitos que nos hizo salivar… bueno, ese pueblo que ha sufrido tanto, flojo, como es, prefirió acostumbrarse al sufrimiento a salir a la calle, calle y más calle y hacernos el favor de tumbar al que hoy llaman Súper Bigote.
Super Bigote no solo se burla de los Estados Unidos en una comiquita adoctrinante que le hace creer a los niños venezolanos que se puede derrotar al país más poderoso y bello del mundo, no, también se burla ustedes y nosotros vendiéndole el petróleo de occidente a los chinos malvados, valga la redundancia.
Usted sabe bien que los chinos no respetan la legalidad internacional y las sanciones se las comen con chop suey. Mientras tanto, las decentísimas corporaciones petroleras occidentales, las buenas, la de toda la vida, respetuosas del orden sancionatorio de la Comunidad Internacional, se tienen que quedar de brazos cruzados viendo cómo las reservas más grandes del mundo se van flotando al lado enemigo del mundo, o sea, oriente, donde los chinos y los rusos se han dedicado a crecer y desarrollarse para discutirle en nuestro país favorito el liderazgo mundial. Se está haciendo realidad ante nuestros atónitos ojos una cosa loca que Chávez llamó “mundo multipolar” y que nosotros llamamos Apocalipsis.
No se sienta mal, Mr. President, que no es su culpa, ni de sus brillantes asesores. La verdad es que las sanciones en sí no son malas, lo malo es que no funcionaron aquí, porque es que en este país no funciona nada.
Funciona tan mal todo que ahora la economía venezolana comienza a recuperarse. Imagínese el terror que sentimos cuando la mismísima Credit Suisse pronosticó para Venezuela un crecimiento de 20 puntos en el PIB -¡aún con sanciones!- impulsado por la industria petrolera. ¿Usted sabe lo que eso significa?
Si Maduro ha logrado encaminar la economía y ese proceso de reactivación se consolida, la comiquita de Súper Maduro será realidad y nadie, nadie, nadie podrá sacarlo más nunca del poder. Sin contar con que Ud., su gobierno y su país entero, serán el hazmerreir del nuevo mundo multipolar. O sea, help!
Por eso le pedimos que considere levantar esas sanciones desinfladas, no sin recibir nada a cambio, claro. Nosotros proponemos que negocie con Maduro -nótese cómo a lo largo de esta misiva nos hemos negado libertariamente a llamarlo presidente-. Dígale, “mira, Nicolás, yo te quito las sanciones y tú nos entregas el petróleo venezolano y la presidencia de tu país que nosotros sabremos administrarlo divinamente y quien quita si un día hasta podemos soñar con tener un Margarita Disney, el sueño caribeño de Mickey…” Dígaselo, Sir, lo puede mandar por Whatsapp, que él dice que contesta todos los mensajes y que no deja a nadie en vi
Humildemente le pedimos que nos escuche y que nos haga caso. Si no quitamos la sanciones ya, todo el mérito de la recuperación económica se lo van a llevar Nicolás Maduro y el pueblo venezolano y, créanos, Mr. President, nosotros ya no soportamos una derrota
Contando con su tambaleante lucidez, quedamos de
Atentame
Los mismos de siemprente, Ud.más.sto.s mismos de siempre.