Recuerdo que estaba a punto de entrar a una clase en mi segundo año de Comunicación Social en la Universidad de los Andes, núcleo Trujillo, hace unos 13 años. En esa espera, llegó la coordinadora de la carrera (quienes pasaron por esta universidad saben de quién escribo) y preguntó que cuántos estudiantes aguardaban. En un tono de voz alto, pues ésta profesora estaba a una distancia considerable, le respondí: “habemos 8 personas”. Volteó desafiante, noté que su rostro cambió, y molesta con su típico acento mexicano mezclado con el trujillano, me contestó que nunca más volviera a decir de esa forma, que la manera correcta era estamos 8 personas. Desde allí, créanme, que nunca más volví a cometer tal aberración.
Y como una aberración (así, fuera de lo legal, corrupto), lo seguí considerando y no lo volví a decir, ni a escribir, mucho menos a pensar. Quiero adelantar que no soy una erudita de las letras. Como Comunicadora Social trato de estar en constante estudio de la ortografía para que el recuerdo de esa profesora que cuento, y que de alguna forma vive en mí, no vuelva a transformarse y reprenderme. Además, es una responsabilidad considerable el hecho de comunicar a un público de manera correcta.
Todo esto forma parte de la particular conjugación del verbo haber. En el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española (RAE), refiere que el habemos “precisamente por su carácter impersonal, solo puede conjugarse en tercera persona del singular, de modo que si se desea expresar la presencia de primeras o segundas personas, no debe utilizarse, en la lengua culta, el verbo haber, aunque a veces se haga así en la lengua popular, recurriendo, para la primera persona del presente de indicativo, a la forma habemos: «En México tenemos escasez de líderes naturales. Los pocos que habemos somos combatidos por múltiples intereses». En resumen, como nos lo diría nuestra madre, ¡eso no se dice!
¿Y si escribimos acerca del «habíanos»?. ¡Nuevo nivel desbloqueado de la ilegalidad! De seguro muchos irían a una especie de cárcel de la RAE (mi versión más joven nunca cometió tal delito). Creo que esto nos da para escribir más experiencias al respecto.
Eliph Catalina Fernández/Gráfica: Referencial