Enmarcado en las celebraciones a Nuestra Señora de la Paz, el Instituto de la Cultura y las Artes del estado Trujillo (Incaet), realizó una conferencia denominada “Virgen de la Paz, patrona del estado Trujillo, patrimonio religioso cultural”, un encuentro que se desarrolló en los espacios de la Casa de los Tratados “Bolívar y Sucre” el pasado 18 de enero y dejó como muestra la estrecha unión entre el pueblo y su patrona.
La conferencia contó con las ponencias de Alí Medina Machado, profesor universitario, investigador y cronista; Atilia Villegas, presidenta de la Sociedad de la Virgen de la Paz; Reene Linares, coordinador de ornato de Nuestra Señora de la Paz; y Elio Montero, miembro fundador de los Cargadores de la Virgen, quienes presentaron ponencias sobre la rutina y el misticismo que envuelve a esta tradición religiosa anual, desde sus diferentes puntos de vista.
También estuvo presente Marvin Albarrán, cronista del municipio capital, quien abrió la conferencia con una introducción que invitaba a la investigación sobre la Paz. El cronista indicó que tradicionalmente Trujillo, desde nuestros aborígenes, es un lugar de armonía, pues a nivel nacional la entidad es conocida por su amabilidad y altos valores morales.
El encuentro fue un espacio en el cual se ahondó más sobre la tradición, donde la religiosidad hacia la Virgen se expresó a través de anécdotas y experiencias de quienes cada día se encargan de su mantenimiento. Interesantes relatos que narraron la importancia y la devoción que los miembros de la sociedad, así como el pueblo trujillano, le entregan a su noble patrona.
Desde vestirla, hasta llevarla en brazos se convierte en un honor y una actividad de mucho respeto y fervor. Cada acción es una muestra del sentir y se realiza como una ofrenda para esta Virgen que desde 1570 acompaña a nuestro pueblo por sus andares.
Durante el diálogo también se exaltó la valor de la palabra paz en los diferentes contextos, social, pedagógico, espiritual, y educativo. Se realzó la importancia de los Armisticios para la culminación de la Guerra de Independencia y se dio dignidad al desarrollo de los Kuikas, quienes no tenían armas, pues empleaban su ingenio y astucia en el desarrollo de su población.