Amanecer de San Juan en Carabobo

 

Ubaldo García/Gráfica: Cortesía

 

Es necesario hablar de campaña de Carabobo antes que sólo mencionar la batalla, sabemos que el encuentro bélico en las sabanas fue el momento cumbre para la liberación de Venezuela y una página de gloria y heroísmo para el ejército libertador, pero aquel día no se encontraron los ejércitos por una simple casualidad para decidir entrar en choque, sino que la batalla ocurrió después de una larga preparación estratégica, una lucha de movimientos de parte y parte que ameritó la organización en el tiempo y el espacio para lograr el paso decisivo a la liberación a la patria.

Existe un documento fechado en diciembre de 1820 en el que se expone un plan de operaciones para una campaña a desarrollar después del cumplimiento de los seis meses del armisticio, en ese papel escrito de puño y letra de General Antonio José de Sucre, se especifica las instrucciones para los diferentes cuerpos del ejército que se estarían moviendo hacia un lugar del centro de Venezuela ubicado en el espacio entre los valles de Aragua y la Encrucijada de Valencia. Geográficamente esta zona era el centro del poderío español por cuanto mantiene cercanía y facilidades de comunicación con el Puerto Cabello que era el bastión de seguridad, defensa y contacto con Cuba y Puerto Rico, además de tener conexión con la capital, con la región productiva del lago de Valencia, con los llanos centrales como centro de abastecimiento de carne y además de ser la alcabala para el control de las informaciones hacia el occidente y la región andina.

Bolívar concibe una campaña para mediados de 1821 en la que cambiaba completamente las prácticas usadas en otros momentos (como en la Nueva Granada), cuando un ejército único se movía sobre un objetivo determinado, sin contar con cuerpos de apoyo, ni cabezas de playa para que acompañarán el ataque; ahora se piensa en cinco cuerpos que se estarán moviendo sobre el área específica expuesta para buscar al poder español concentrado y dar un golpe decisivo al poderoso ejército del rey y aspirar entonces a la conformación de una república soberana.

Los milicianos de Trujillo y Mérida bajo el mando del Coronel José de la Cruz Carrillo, un trujillano que para entonces había vivido las máximas experiencias en la guerra con actuaciones en todas las campañas, saldrían desde los andes, sobre El Tocuyo y Barquisimeto para amenazar Valencia y Puerto Cabello en una estrategia de diversión para inquietar al ejército español.

Desde Maracaibo la división del General Rafael Urdaneta con cuadros nuevos y batallones organizados en la zona del lago para tomar a Coro y con los refuerzos de Paraguaná avanzar sobre Barquisimeto para juntarse con el cuerpo principal de la tropa republicana.

Los llaneros de Apure junto a los legionarios ingleses comandados por el General José Antonio Páez que partirían desde Achaguas sobre Araure y San Carlos con el almacén de reses y caballos necesarios en los días venideros.

El componente oriental bajo el mando del General José Francisco Bermúdez apoyado con los margariteños de Arismendi para tomar Caracas y llamar la atención del enemigo por la espalda y la guardia del Libertador con la caballería veterana que saldrían desde Barinas buscando la convergencia sobre San Carlos y la encrucijada de Valencia.

Así se planeó la campaña de 1821 y milagrosamente se cumplió gracias a la tenacidad de los hombres y mujeres que con grandes sacrificios vinieron a Carabobo para dar la pelea ante el poderío de la monarquía, ganar una batalla decisiva para la liberación de Venezuela y abrir las puertas a la emancipación americana.

Después de una larga campaña y de una fase de preparación, la valentía del pueblo y el ejército se llenaron de gloria el 24 de junio de 1821 día de San Juan en las sabanas de Carabobo con el valor y orgullo de las armas republicanas que bajo la conducción de Simón Bolívar dieron ejemplo de grandeza y estrategia militar para fundar una república libre y soberana.