Eterna, etérea, humana: Simplemente Rafaela

Nacida en la Mesa de Esnujaque Rafaela Baroni fue, es y será uno de los más importantes exponentes del arte popular en el país. Sus tallas y pinturas trascendieron fronteras, sus historias viajaron por el mundo y su poesía tocó corazones.

Siempre alegre y sonriente, esta mujer le abría los brazos al mundo y con una historia o anécdota recibía a sus invitados. Dicharachera como era, este ser de ojos dulces y mirada sincera mostraba su extravagancia, su ser, a quien por un instante se detuviese a saludarle.

Tallista, pintora, poetisa, declamadora, actriz y completamente libre, Baroni siempre ha sido un dechado de virtudes, un artista integral, irreverente y extrovertida que le dio voz a la mujer y a los artistas autodidactas.

Su arte, mal llamado ingenuo, surgía de una mente libre y franca, repleta de sueños, convicciones y creencias. Sin timidez alguna, Rafaela mostraba sus talentos al mundo, mezclando color, realidad y misticismo en piezas únicas que eran un reflejo de ella misma.

Reconocida a nivel mundial por su muerte y resurrección, esta artista integral volvió esto en un hito, su marca. Su arte giró en torno a la muerte, más no de forma obscura. Su camino reflejó la claridad del paraíso, el sincretismo entre lo religioso y lo mágico, donde exaltó la llamada Virgen del Espejo.

Envuelta en colores y rebosante de alegría, nuestra Rafaela siempre espontánea cantaba, bailaba y disfrutaba cada momento, dejando gusto y placer a los que la conocían.

Sus obras llenan su hogar, su arte vive en todo el país, con piezas distribuidas en museos como el Salvador Valero de Trujillo y el Museo de Arte Popular Bárbaro Rivas de Petare, así como en las residencias de amigos y seres queridos.

Llegar al Paraíso de Aleafar es como entrar a otro mundo, su mundo, una tierra llena de vida y color, donde el arte te espera en cada vuelta y la espiritualidad está siempre presente. La magia y el misticismo se fusionan con el arte para dejarnos vivir una experiencia única

Hoy las guacamayas y Trujillo lloran tu partida, plumas de colores llenan el paraíso para dar el último adiós a tu hábitat terrenal y la bienvenida al mundo de la eternidad.

Los cuatro grandes yacen juntos en el más allá; Rafaela Baroni, Josefa Sulbarán, Salvador Valero y Antonio José Fernández (el Hombre del Anillo); cubriendo con colores el cielo, pintando en el firmamento e inmortalizando el arte trujillano.

 

 

 

Prensa Incaet
Gráfica: Archivo