Un luchador ejemplar

Ubaldo García
Gráfica: Referencial

El día 27 de mayo de 1763 una mujer mestiza de la llanura venezolana trajo al mundo a un niño en la población de San Francisco de Tiznados en el actual estado Guárico; se llamó Juan Germán Roscio Nieves, hijo de un emigrante italiano, aquel muchacho fue sobresaliente en todos los aspectos, vino a Caracas como criado de una familia de mantuanos y con el tiempo avanzó notablemente en los estudios, gracias a las influencias de sus protectores entró a la real pontificia universidad de Caracas y fue el estudiante más aventajado de todo los tiempos, era capaz de cursar varias asignaturas a la vez y obtener las más altas calificaciones, de manera autodidacta aprendió a la perfección el francés, necesario para leer las obras de los enciclopedistas y libros prohibidos que caían en sus manos; había un grave problema y era que para graduarse de abogado necesitaba la pureza de su sangre; gritaron entonces los sabihondos y jerarcas del alma mater: “ese muchacho es hijo de extranjero no español, traído al mundo en relación ilegal con una india de las llanuras y por lo tanto prohibida su instrucción por la real pragmática, la real cédula y no podemos aceptar en nuestra ilustre institución a un hombre cuya sangre es sucia”.

Desde aquellos días el joven Juan Germán entendió que tenía que estudiar mucho para obtener conocimiento y resolver los problemas de la existencia y también tenía que prepararse para la lucha contra las desigualdades y monopolios establecidos en aquel mundo de injusticias; y así lo cumplió, hoy podemos decir que fue uno de los pilares fundamentales de nuestra independencia, un héroe desde la civilidad, que estuvo presente en la mayor parte de los momentos estelares: planeo con éxito el 19 de abril de 1810, firmó el acta de 1811, redactor de nuestra primera constitución, primer canciller de la república, dictó las instrucciones para la elección de los diputados, decreto la abolición de barcos negreros, aprobó la circulación de papel moneda, estableció normas de control para la iglesia católica; en los inicios de la república fue el más activo y revolucionario de los hombres, por esto y mucho más el tirano Monteverde lo hizo prisionero y lo expusieron semidesnudo para la burla de la soldadesca española en las calles de Caracas y lo titularon como bestia del mal en aquel grupo de presos enviados a España catalogados como los ocho monstruos; en la cárcel escribió un libro que hoy tenemos la dicha de leer “El triunfo de la libertad sobre el despotismo”; cuando se abrieron los barrotes de su celda, desplegó sus alas y volando llegó a la Angostura de 1818. ¡Aleluya! ¿Cuál sería la alegría de Bolívar cuando vio aparecer por entre las corrientes del Orinoco al necesario y utilísimo Juan Germán Roscio?; allí en el cuartel general fue alma y vida de la patria: escritor, abogado, periodista, diputado y vicepresidente. La nación tiene una deuda con este gran republicano; Juan Germán es uno de los grandes olvidados de nuestra historia, murió en Cúcuta a los 58 años de edad cuando se preparaba para la instalación del III congreso constituyente de 1821.

Honor y gloria al Dr. Juan Germán Roscio, luchador incansable de la patria americana.