La escalada diplomática entre China y Japón ya muestra efectos inmediatos en la vida cotidiana y en la economía regional. Aerolíneas chinas han comenzado a ofrecer cancelaciones gratuitas de vuelos hacia Japón, mientras que el gobierno japonés emitió advertencias de seguridad a sus ciudadanos residentes en China, en un contexto de creciente fricción bilateral.
El origen de esta tensión se vincula a los recientes ejercicios militares del portaaviones Liaoning en el mar de China Oriental, donde Beijing denunció la injerencia de aviones japoneses. Según el coronel Wang Xuemeng, portavoz de la Armada china, las maniobras fueron legítimas y realizadas bajo derecho internacional, pero se vieron interrumpidas por aeronaves niponas, lo que generó acusaciones cruzadas de provocación.
La respuesta china incluyó la suspensión de importaciones de productos marinos japoneses y advertencias a sus propios ciudadanos sobre viajar a Japón. El impacto económico fue inmediato: empresas como Shiseido, Fast Retailing y Japan Airlines registraron caídas en la bolsa de Tokio. Con más de 7,5 millones de turistas chinos en los primeros nueve meses del año, el sector turístico japonés enfrenta un nuevo golpe en medio de una contracción del PIB.
