San José Gregorio Hernández, nacido en el pintoresco pueblo de Isnotú, estado Trujillo, es un faro de luz en la historia de la medicina venezolana. Su vocación por servir a los más necesitados lo convirtió en un verdadero ángel de la salud. Dedicó su vida a atender a quienes sufrían, dejando una profunda huella de amor y compasión en cada rincón de su tierra natal.
Formado en la Universidad Central de Venezuela y perfeccionado en París, Hernández se destacó por su conocimiento médico y por su enfoque humanista que priorizaba la dignidad del paciente. Su legado se siente en la ética y el compromiso social que ha inspirado a generaciones de médicos, recordándoles que la verdadera sanación va más allá de lo físico.
Isnotú, su terruño, se ha transformado en un santuario para sus devotos, donde la casa de su infancia se erige como símbolo de sus valores. Este encantador pueblo de Trujillo, con su belleza natural, es un recordatorio de que la grandeza puede nacer de lo humilde, y cada visita es una oportunidad para conectar con su espíritu generoso.
La santificación de San José Gregorio Hernández ha elevado su figura a la de un santo de los pobres y enfermos, un faro de esperanza en tiempos de dificultad. Su vida y legado resplandecen en el corazón de quienes lo veneran, inspirando a todos a seguir su ejemplo de amor y dedicación al prójimo, sembrando semillas de humanidad en el mundo.
Gianella Graterol
Gráficas: DGPG