El pueblo iraní celebra el 46 aniversario de la Revolución Islámica este lunes con la tradicional marcha del 22 de Bahman. Teherán se convirtió en el epicentro de la movilización, con una gran afluencia de ciudadanos que ondeaban la bandera iraní y portaban pancartas en defensa de los principios de la Revolución.
Durante el evento, el presidente de ese país, Masoud Pezeshkian, dirigió un discurso en el que reafirmó la determinación del Gobierno y el pueblo iraní frente a las presiones externas, además de asegurar que Irán «jamás inclinará la cabeza ante los extranjeros. No buscamos la guerra, pero el enemigo ha intentado generar conflictos desde el primer día”. Asimismo, desestimó las afirmaciones de que el país se encuentra debilitado, calificándolas como “meras ilusiones de nuestros enemigos”.
El mandatario también se refirió a las acusaciones del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), relacionadas con el papel de Irán en la región. En ese sentido, expresó que es la entidad sionista de Israel con el apoyo de las potencias occidentales quien desestabiliza y mata a personas en Gaza, Líbano y Siria. Igualmente, señaló que los recientes ataques contra líderes palestinos en territorio iraní buscan socavar la unidad del país.
“Si defendemos a Gaza y Palestina, estamos defendiendo a los oprimidos. Si buscan promover la paz en la región, no defiendan la opresión, la agresión y la injusticia”, sostuvo. Pezeshkian hizo un llamado a la unión nacional para enfrentar lo que calificó como una guerra económica total y exhortó a los ciudadanos a superar diferencias internas y trabajar unidos bajo los principios de la Revolución islámica. “Estamos en una guerra económica total y debemos enfrentarla con nuestra unidad”, aseveró.
El jefe de Estado iraní también criticó la política de Washington hacia Irán y denunció la contradicción entre la supuesta disposición de Trump a negociar y la imposición de nuevas sanciones económicas destinadas a paralizar las exportaciones petroleras del país. Las multitudinarias marchas del 22 de Bahman reafirmaron, una vez más, el respaldo de la población iraní al legado de la Revolución Islámica con un mensaje de resistencia ante las presiones externas.
En 1979, la Revolución Islámica puso fin a la monarquía Pahlavi, un régimen respaldado por Estados Unidos que durante décadas gobernó con represión y servilismo a los intereses extranjeros. El pueblo iraní, liderado por el ayatolá Jomeini, se alzó contra la injusticia y derrocó al sha Mohammad Reza Pahlavi para posteriormente establecer un sistema basado en principios islámicos y soberanía nacional.
Uno de los aspectos más significativos de la jornada fue la participación activa de los jóvenes en las manifestaciones, lo que evidenció la continuidad del espíritu revolucionario entre las nuevas generaciones.