Las manos trujillanas elaboran con tradición las hallacas que se degustan en miles de mesas de esta región y en diferentes partes del país. Llevan garbanzos, el guiso es crudo y en algunos hogares también se hacen de caraota. Estas son algunas características distintivas de las hallacas de nuestra región.
Los trujillanos suelen hacer sus hallacas el 22 y 23 de diciembre. Sofríen los aliños y lo mezclan con garbanzo, pollo, cerdo, carne de res, tocino, aceitunas, alcaparras, pasas, papa y zanahoria.
Maria Elena Perdomo, habitante de Pampanito, comentó que también le pone chayota a la preparación. Dijo que es una receta que ha realizado por más de 30 años y que se la enseñó su mamá. “Es muy criolla, sabrosa, andina”, añadió.
Por su parte Nancy Barreto, habitante de Trujillo capital, destacó que sus hijos y nietos prefieren sus hallacas a las del resto. Acotó que es una preparación que aprendió de su madre. Como en el resto del país la familia se reúne en casa para la elaboración de este plato. Entre gaitas preparan las hallacas y la tradición y el cariño son los ingredientes secretos.
Una “mega hallaca”
En Bella Vista, municipio Valera, se elabora desde 1992 una de las hallacas más grandes del país. Este año la comunidad, junto al gobierno regional y comerciantes, superará su récord y será de 32 metros.
En ocasiones las familias aprovechan y preparan hallacas de caraota, plato tradicional de la gastronomía.
Al realizar este platillo decembrino no puede faltar la primera hallaca que es para degustar y decir , como muchos venezolanos, la mejor hallaca la hace mi mamá.