Por primera vez, científicos de la Universidad de Colorado Boulder y la Universidad de Princeton han aplicado una herramienta comúnmente utilizada en geología para detectar las huellas atómicas del cáncer. Este innovador estudio revela que las células cancerosas pueden estar compuestas por una variedad diferente de átomos de hidrógeno en comparación con los tejidos sanos.
La investigación liderada por la geoquímica Ashley Maloney de CU Boulder, aborda un fenómeno intrigante en la intersección entre la medicina y las ciencias de la tierra: la composición atómica de las células cancerosas.
Maloney y su equipo descubrieron que las células cancerosas en crecimiento rápido contienen una proporción diferente de átomos de hidrógeno en comparación con las células sanas, lo que podría ser una firma distintiva que permita su detección.
La naturaleza ofrece dos variantes principales de hidrógeno: regular y deuterio (este un poco más pesado). Los investigadores descubrieron que las células cancerosas tienen una proporción significativamente diferente de estos átomos en comparación con las células sanas.
El metabolismo del cáncer es un área de interés clave en esta investigación. Al igual que algunos organismos, las células cancerosas pueden obtener energía a través de la fermentación, un proceso que no requiere oxígeno y que permite un crecimiento rápido.