Como parte de la programación enmarcada en el Bicentenario de la Firma de los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra, autoridades civiles y militares honraron la memoria del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, quien jugó un papel importante en la historia venezolana, especialmente en noviembre de 1820 al ser nombrado delegado de la Gran Colombia para concertar los acuerdos que sobre esos días se realizaban.
En este sentido, en la plaza Sucre del municipio Trujillo, se llevó a cabo una Parada Militar y Ofrenda Floral ante la estatua ecuestre del Prócer de la Independencia, Antonio José de Sucre, en la que estuvieron presentes el gobernador de la entidad, G/J Henry Rangel Silva; el jefe de la Región Estratégica de Defensa Integral (Redi) Los Andes, M/G Ovidio Delgado; el ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, César Trómpiz, además del alto mando militar del estado y autoridades regionales.
Durante su discurso, el mandatario regional rindió tributo a la vida y obra del patriota que durante la época independentista figuró en hechos históricos. Resaltó que Sucre es considerado pionero del Derecho Internacional Humanitario por ser el artífice del Tratado de Regularización de la Guerra.
“Sucre representa la juventud de siempre que está dispuesta a todo. Nuestra juventud militar debe seguir el ejemplo de hombres como Antonio José de Sucre (…) el honor es una de las virtudes que debe tener quienes son parte de una fuerza beligerante. Cuando uno abraza una causa lo debe hacer con una profunda convicción de que está sirviéndole a la Patria”.
Indicó que el principio de lealtad absoluta debe mantenerse firme en la búsqueda de la libertad, tal como lo hizo el joven Antonio José de Sucre.
Por su parte, el jefe de la Redi Los Andes, recordó la histórica frase que El Libertador Simón Bolívar dijo al fallecer el Gran Mariscal: “Ha muerto el Abel de América”, al tiempo que afirmó que Sucre es considerado como el militar más completo de los próceres de la Independencia.
Resaltó que Sucre, en su corta pero fructífera vida, dejó para sí y para la posteridad su pericia estratégica y su inquebrantable lealtad al Libertador y resaltó que fue el primero en emplear el principio de autodeterminación de los pueblos.