Realidades y Desafíos de Nuestros Pueblos

I

Iniciando el presente año reflexionamos en esta columna acerca de los desafíos que la nueva década que iniciaba traía consigo para Venezuela y, más allá, para el proceso continental de liberación iniciado a finales del siglo XX; un proceso que como señalara el Comandante Hugo Chávez bajo una perspectiva profundamente revolucionaria, tiene un carácter permanente.

Transcurrido este tiempo, podemos señalar que en medio de una coyuntura como la actual, caracterizada además de la criminal arremetida imperial, por la inesperada batalla que nos ha correspondido librar como humanidad contra la terrible pandemia del Covid-19; nuestros Pueblos han estado a la altura de estos desafíos, afrontando con la fortaleza con que solo éstos son capaces de hacerlo, tan dura cruzada por la vida y contra la pretensión de imponernos anacrónicas doctrinas de supremacía mundial; y demostrando, al mismo tiempo, su férrea voluntad de transitar por el camino de la transformación de sus condiciones actuales de vida, haciendo frente a un sistema que agoniza y sigue evidenciando su incapacidad para atender las demandas reales de la gente: el capitalismo.

Así ocurrió recientemente en Bolivia, país sudamericano en el que, luego de transcurrido un año del golpe de Estado fascista en contra del gobierno del compañero Evo Morales, se expresó de forma contundente la vocación libertaria de este hermano Pueblo; así como su respaldo al proyecto de la Revolución Democrática y Cultural Boliviana.

Algo similar tuvo lugar en Chile, donde el valiente Pueblo de Salvador Allende dejó plasmada en las urnas electorales su plena disposición de, a través de un proceso constituyente, darse una nueva Carta Magna que le permita dejar atrás el injusto y desigual neoliberalismo salvaje que impera en ese país, herencia de la brutal dictadura militar de Augusto Pinochet.

II

Estas conquistas populares, a las que se suman otras iniciativas de movilización emprendidas por los propios Pueblos de la región, allanan sin duda el camino para enfrentar uno de los grandes desafíos que seguimos teniendo por delante: avanzar, sin demora, en la consolidación de un proyecto unitario capaz de atender nuestras asimetrías y de convertir al Continente en un sólido polo de poder que haga frente a la pretensión del imperialismo norteamericano -sea cual sea su representante en la Casa Blanca- y mundial, de mantenernos como su patio trasero.

Se trata de un proyecto de integración regional que rompa con las visiones coloniales y dependientes, bajo la comprensión, tal y como nos lo enseñó el Comandante Chávez, de que “…el imperialismo es un problema internacional, y la solución al imperialismo es también internacional”; vale decir, va más allá de las fronteras de cada uno de los países de la región.

Por otra parte, y a la par de la necesaria unidad de nuestros Pueblos, organizados y conscientes, éstos enfrentan hoy el desafío de preservar la paz de la América Latinocaribeña, frente a la postura agresiva que, desde una lógica guerrerista, mantiene el gobierno de los Estados Unidos, en su afán por tratar de truncar a toda costa el proceso continental de liberación.

Ello supone, seguir garantizando el cumplimiento por parte de los gobiernos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada por los Jefes de Estado y de Gobierno de la región, en el marco de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en enero del año 2014 en La Habana; Proclama que constituye, sin lugar a dudas, uno de los acuerdos de mayor relevancia alcanzados en mucho tiempo por las naciones del Continente.

Mucho tenemos por hacer para lograr estos cometidos, y en ello no puede haber tregua, ya que el capitalismo no descansa y utiliza todo su poderío económico, militar y mediático para tratar de recomponerse, para seguir ganando terreno y continuar amenazando la paz regional y planetaria.

III

Mención especial merece la referencia a los desafíos que hoy enfrentan las Revoluciones Bolivariana y Cubana, que el pasado 30 de octubre conmemoraron 20 años de la firma por parte de los Comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela; instrumento que expresa el rostro humano que hermana a ambos países, a los cuales nos anima el propósito común de consolidar mancomunadamente, junto al resto de los Pueblos del Continente y el planeta, el mundo multicéntrico y pluripolar que tan acertadamente avizorara nuestro Comandante Eterno.

Ambas naciones demuestran hoy al mundo, atendiendo a las peculiaridades de cada una de ellas, la fortaleza de nuestra alianza estratégica, la valía del modelo socialista por encima de la lógica de la barbarie capitalista y la importancia de la solidaridad como herramienta para afrontar las consecuencias que trae consigo una coyuntura como la actual.

Esta amistad a toda prueba, es reafirmada hoy bajo el liderazgo de los compañeros Presidentes Nicolás Maduro Moros y Miguel Díaz-Canel; quienes honran el legado de los Comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, enarbolando las banderas de la unidad, la dignidad, la libertad, la autodeterminación, la soberanía y la independencia, frente a las agresiones y el acecho del imperialismo norteamericano.

Este sentimiento, que hoy sustenta las sólidas relaciones existentes entre ambos Pueblos y, más allá, entre los Pueblos de Nuestra América Latinocaribeña, está presente en las batallas que éstos libran para hacer frente a los grandes desafíos que suponen la defensa de las causas antes referidas; así como la construcción de un Continente donde prive la justicia y la paz. Se trata de batallas que continuarán siendo muy duras y que ameritarán de nuestros mayores y mejores esfuerzos, a fin de contrarrestar las agresiones forjadas en los laboratorios del Departamento de Estado Norteamericano. Aún a pesar de ello, seguro estoy que nosotros venceremos.

¡Que viva Nuestra América libre!!

 

 

Psuv/Gráfica: Cortesía