Un cura en retirada. 1806

Santiago Hernández Milanés, Obispo de Mérida de Maracaibo salió de visita pastoral por los extensos territorios de su jurisdicción que abarcaba: Táchira, Mérida, Barinas, Trujillo, Zulia y las regiones aledañas a Coro; para los primeros días de agosto de 1806 se encontraba en la población de Cumarebo cuando en la noche del día cuatro le llegó la noticia del desembarco en el vecino puerto de la vela de una numerosa expedición encabezada por Don Francisco de Miranda.

Al día siguiente el prelado recibió a un emisario de los rebeldes que traía una invitación para que se presentara en la ciudad de Coro, hacia donde se estaban movilizando las fuerzas revolucionarias para conversar sobre los planes en la organización de un gobierno propio y el establecimiento de una república americana.

Vale mencionar que aquel sacerdote en todos los documentos se declara amante de España y súbdito fervoroso de su Rey, a quien cada vez que lo nombra lo llama: “nuestro señor y soberano el Rey a quien Dios guíe”, aquel día y con tremenda noticia entre manos, el Obispo Milanes planeó su escapatoria, no podía llegar a la costa para tomar embarcaciones que lo llevaran a Maracaibo por cuanto estaría en la mira de aquellos subversivos, entonces pidió baqueanos de la montaña e inicio una ruta que lo llevó por las tierras de Aroa, Duaca, Barquisimeto, Quibor, Carora, Barbacoa y Carache, en donde se detuvo el día 18 de agosto de ese año 1806.

Y escribió una pastoral donde saluda a todos sus hijos, participándoles que Dios, por esta vez lo había librado de caer en manos del enemigo de la patria, Miranda quien desembarcó el día 3 del presente mes en el pueblo de La Vela de Coro, y dice: “nos hallábamos en Cumarebo a siete leguas de dicho puerto cuando recibimos un oficio del invasor injusto e infausto nos convidaba a una conferencia para anunciar sus pérfidos objetivos, entonces resolvimos hacer una larga travesía, casi sin equipaje y con tan sólo tres acompañantes, los trabajos, las penas corporales fueron muchas, recorrimos más de cien leguas sin descanso hasta llegar a esta población, primera feligresía del obispado de Trujillo; amados hijos, fieles vasallos del rey católico preparados para resistir contra aquel hombre temerario, que con sus escritos intentó seducirnos; que lo acompañan bandidos relajados y sin religión, proscritos de otras naciones; hagamos que nuestra memoria por la defensa de Dios y del rey sea escrita en los monumentos eternos de nuestra nación”.

Más adelante ofrece la excomunión para aquellas personas que no delaten a los vecinos que actúan con los revoltosos y agradece al cielo y a los pobladores de Coro, quienes pusieron en fuga al representante de Satanás, al infame Miranda, a quien hicieron salir a toda carrera sin darle tiempo a comer, cuando ya tenía la mesa puesta; el Obispo Hernández Milanés mantuvo una posición contraria a la independencia, fue un representante de la iglesia y de la monarquía absolutista, murió en Mérida la tarde del 26 de marzo de 1812 cuando el terremoto del jueves santo que acabó con muchas ciudades de Venezuela.

 

 

Ubaldo García/Gráfica: Referencial