La UNASUR a sus 15 años

Por Ramón Lobo

La situación derivada en el conflicto Rusia-Ucrania producto de la actuación hegemónica por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), viene a validar la visión Bolivariana y Martiana de los modelos de unión, integración o alianzas que se concretaron a principios de este siglo en nuestra América con la finalidad de erigir espacios soberanos para la discusión y definición de alternativas que abordarán la problemática regional bajo la mirada soberana, solidaria y complementaria, libre de las políticas tradicionales injerencistas de EEUU asentada en la doctrina Monroe y de las intenciones neocoloniales de la Unión Europea y del Reino Unido.

En este sentido, es importante indicar que en 2004, Hugo Chávez y Fidel Castro acuerdan la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la cual en 2006 con la incorporación de Bolivia tras el triunfo de Evo Morales se incluye el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), lo que condujo a la denominación (ALBA-TCP). Un año más tarde, nace la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y se cristaliza la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2011.

Precisamente, la UNASUR, acaba de cumplir 15 años de su fundación. Recordemos que la misma tiene sus bases y principios en la declaración de Cuzco-Perú emitida durante la III Cumbre de Presidentes Suramericanos en diciembre de 2004. Luego, en el marco de la I Cumbre Energética Suramericana realizada en Venezuela entre el 16 y 17 de abril de 2007, se acuerda su creación, firmándose el protocolo constitutivo en mayo de 2008 en Brasilia.

La UNASUR, se edifica con una orientación unionista, independiente de cualquier influencia imperial, donde se propone sobre la base del diálogo sincero, respetuoso y equilibrado, un punto de encuentro cultural, social, económico y político entre los pueblos suramericanos, con el objetivo de combatir la desigualdad y la pobreza; a la par, de lograr la inclusión social y favorecer la participación ciudadana en aras de fortalecer la democracia en la región.

Fue tan significativo, el avance que avizoraba este esquema de integración, que al concretarse parte del reflujo de gobiernos de derechas en la región, se atacó inmediatamente de forma directa con el retiro de algunos países y con la constitución de mecanismos paralelos como el denominado Grupo de Lima y el Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (Prosur).

Considerada la motivación guerrerista y de claudicación que impulsa la perspectiva unipolar promovida por la OTAN –y más grave aún con la incorporación de Colombia como país observador-, los pueblos latinoamericanos debemos retomar –como es el caso de la UNASUR- y fortalecer las alianzas que nos permita la defensa mutua de la soberanía; en este orden, los modelos bolivarianos y martianos mencionados deben marcar la pauta; para lo cual se requiere asumir nuevamente aquellos gobiernos sumisos a las instrucciones del gobierno de EEUU. Este año, será crucial con las elecciones presidenciales en Colombia y Brasil.

¡Amanecerá y Veremos!