Psuv/Gráfica: Cortesía
Nos acercamos a 3 años de la elección de la plenipotenciaria de la Asamblea Nacional Constituyente. La contrarrevolución había impulsado la violencia desestabilizadora al estilo de las Revolución de Colores o las primaveras árabes, esta violencia se extendía a todo el territorio nacional, violencia que ya cobraba muertos y heridos y en esa difícil circunstancia, el presidente constitucional Nicolás Maduro, convoca al Poder Constituyente del Pueblo para buscar vías pacíficas, electorales y constitucionales a la crisis inducida y creada por los factores de poder internacionales, EEUU y sus aliados, enemigos de los procesos de soberanía política en Venezuela y en nuestra América. Convocada y electa la ANC vence la más feroz violencia de los lacayos del imperialismo. Como un acto de magia, retira de las calles la violencia fatricida e impone un clima de paz generalizada a lo largo y ancho del país, este fenómeno ocurre cuando el pueblo muestra su determinación de ejercer su poder soberano, enviando un mensaje al mundo, que por más que financie la violencia desestabilizadora, aquí hay un pueblo consciente de su destino, está dispuesto a defender su independencia, soberanía y a ejercer el derecho a la autodeterminación como pueblo a escoger su sistema político.
Es la segunda vez en esta nueva etapa que se activa el poder constituyente como un proceso de la nueva democracia participativa y protagónica, esta práctica política representa un peligro para los planes del imperialismo, las oligarquías y los partidos del sistema que han garantizado la hegemonía de los intereses dominantes. Hasta la Patagonia ha llegado el grito profundo del llamado a constituyente para superar la crisis del modelo político, económico y social impuesto por las élites conservadoras en nuestros países, la fuerza de la Revolución Bolivariana trasciende las fronteras de nuestro suelo y hoy recorre toda Latinoamérica y más allá donde los pobres de la tierra recobran la esperanza en la lucha por una vida digna, las protesta que hemos observado de los indignados en España, los chalecos amarillos en Francia, en Inglaterra, Chile, Perú, Ecuador y Colombia, y más recientemente en Curazao y EEUU en tiempos de pandemia.
La crisis que hoy vive el capitalismo, agravado con la pandemia, tiene en puertas una recesión inexorable que traerá más pobreza, miseria, hambre y enfermedades, esta situación empujará la batalla en las principales ciudades del mundo, no será posible el nuevo órden de la élite Anglosajona y sus aliados, veremos en muchas partes como esta élite sacrifica su modelo político de democracia liberal y resurgirá el orden autoritario, parecido a la figura de Franco en España o pinoche en Chile, de hecho fué la figura en todo nuestro continente, pero también el modelo de la Revolución Bolivariana y la figura del poder constituyente estará en las calles acompañando a los desheredados de la tierra en la lucha por otro mundo posible, a tres años de la elección de esta nueva Asamblea Nacional Constituyente, tiene la misión de ofrecer las respuestas que espera el pueblo venezolano para salir de la crisis, pero también estará iluminando las luchas de los trabajadores contra el modelo explotador impuesto por el sistema capitalista, es importante el papel protagónico ejercido por el pueblo estadounidense e Inglés, su protagonismo de hecho limita la acción criminal y guerrerista de las élites que gobiernan sus respectivos países, las banderas del Socialismo estará en el orden del día así como la consigna constituyente, la rebelión de Filadelfia en los años 1774, 1775 con el primer y segundo Congreso continental de las trece provincias, proceso constituyente estadounidense que declara la Independencia de los EEUU de inglayterra, el grito de Independencia en Caracas el 19 de abril y el proceso que cierra en el Congreso de 1811 fué sin duda nuestro primer proceso constituyente, la Comuna de París en mayo de 1871 con la declaración de los derechos del hombre, nos recuerdan que la historia tiende a repetirse, así la consigna constituyente ya suena desde Filadelfia, París hasta la patagonia Chilena.