Pompeya, la ciudad romana arrasada por la erupción del Vesubio en el año 79, es una fuente inagotable de conocimiento sobre la vida en la antigüedad. Los restos de la próspera urbe destruida y de las personas que residían en ella y no tuvieron tiempo de huir de la furia del volcán se conservan tan bien que los estudiosos han obtenido de ellos valiosas informaciones acerca de la dieta, las costumbres, la política, la urbanística o la sociología de aquellos antiguos romanos.
Aunque este yacimiento arqueológico único en el mundo también ha tenido que luchar contra la mala administración, los derrumbes, los expolios de ladrones de arte y las constantes infiltraciones en los contratos públicos de la Camorra, la mafia napolitana que, además, durante años ha rapiñado insaciablemente las excavaciones y ha levantado construcciones ilegales en el entorno.
El abandono de las autoridades acabó por sumir a Pompeya, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, en una segunda destrucción, de la que solo se ha recuperado en los últimos años, con un nuevo impulso en las excavaciones, la exploración científica y la gestión del espacio arqueológico. Las nuevas tecnologías han ayudado a acelerar los estudios.
Como novedad para mejorar la seguridad y las tareas de inspección de las excavaciones, el parque arqueológico se ha dotado de un robot cuadrúpedo con forma de perro, que rastreará cada recoveco del yacimiento en busca de datos de estudio útiles para los arqueólogos.
El objetivo, según la dirección del área arqueológica, situada en el apacible golfo de Nápoles, también es “utilizar soluciones tecnológicas innovadoras para mejorar el seguimiento de lo existente y el conocimiento del avance de las obras de las zonas objeto de recuperación o restauración, y por lo tanto gestionar la seguridad de las obras, así como de los trabajadores”.
El artefacto, conocido como Spot, de la compañía estadounidense de ingeniería y robótica Boston Dynamics, también ayudará a descubrir los túneles clandestinos que utilizan los ladrones de obras de arte que saquean las ruinas de las villas romanas sepultadas por las cenizas del Vesubio. Los usurpadores se han llevado frescos, ornamentos y hasta una mansión entera que sacaron del yacimiento y que después han distribuido en el mercado negro.
Los responsables de Pompeya utilizarán el robot en los túneles subterráneos de las excavaciones clandestinas que están detectando en los alrededores de Pompeya. “A menudo, las condiciones de seguridad en los túneles excavados por los ladrones son muy difíciles, por lo que el uso de un robot podría representar un punto de inflexión que nos permita avanzar con mayor rapidez y total seguridad”, ha explicado el director de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel.
El experimento forma parte de un proyecto más amplio del parque arqueológico, conocido como Smart@POMPEI, que pretende llevar la inteligencia artificial al yacimiento. Junto con Spot, Pompeya también se ha dotado de un dron con el primer láser capaz de escanear en 3D, lo que facilita la labor de los arqueólogos.
En una segunda fase se instalarán sistemas de videovigilancia, detectores anti intrusión, monitorización sísmica e hidrogeológica, calidad del aire y drones, gestionados por una plataforma inteligente que monitoriza continuamente todos los sensores distribuidos por el parque y genera alarmas en caso de superación de determinados umbrales, de comportamiento anómalo o en situación de emergencia.