Por: Ignacio Ramonet
El chavismo no es sólo una corriente política, sino que es sobre todo una realidad sociológica mayoritaria en Venezuela. Pase lo que pase, el chavismo está, por largos decenios, instalado en el sentimiento de la población venezolana más humilde. Igual que, por ejemplo, el peronismo en Argentina.
Como todas las revoluciones, la Revolución Bolivariana es una arquitectura en la que se conjugan una serie de fuerzas diversas importantes que, reunidas y fusionadas, conforman una dinámica política radicalmente innovadora. Como dice el presidente Nicolás Maduro: «El chavismo es el encuentro de varios caminos abiertos por los Libertadores y el encuentro de varias búsquedas iniciadas por muchos soñadores sociales que convergen en un punto nodal: el pensamiento de Hugo Chávez”.
Cuando el Comandante Chávez llega al poder en 1999 no posee un gran partido; llega a la cabeza de un movimiento popular extremadamente diverso que incluye a militares, a exguerrilleros y a unas izquierdas muy variopintas. Y consigue ganar el apoyo popular con un discurso de refundación: la refundación de Venezuela, que es la base misma del chavismo. Porque en el núcleo duro de la filosofía chavista nos encontramos con la recuperación del concepto de nación, y la restauración y la defensa de la identidad nacional.
Hugo Chávez inventa para Venezuela y América Latina lo que podríamos llamar una “política de la liberación”, como decimos que existe una “teología de la liberación”. ¡Con una opción preferencial! por el pueblo, los pobres y los humildes.
Con su capacidad de pedagogía política, Chávez impulsa una politización popular masiva, y conceptualiza una política de la liberación del pueblo en la que el pueblo, dotado de conciencia política, es autor de su propio destino.
Chávez intuye que la época permite estrenar nuevos caminos nunca antes surcados. Y logra elaborar de ese modo y transmitir al pueblo venezolano desmoralizado un nuevo relato de esperanza. En ese sentido, el chavismo es una narrativa que explica a los venezolanos quiénes son, a qué pueden aspirar y cuáles son sus derechos. Es una explicación nueva que da respuesta a viejas preguntas: ¿qué es la sociedad venezolana?, ¿cuáles son sus problemas?, ¿quiénes son las víctimas?, ¿quiénes los culpables?, ¿qué soluciones? Y ese nuevo relato es narrado, día tras día, discurso tras discurso, con enorme eficacia comunicacional, por Hugo Chávez, que se convierte en referente intelectual y carismático.
De tal modo que el chavismo constituye una vía política latinoamericana innovadora que se libera y se emancipa de la eterna tutela conceptual europea y anglosajona. Una política que, por primera vez, es original, fuente, manantial, y no espejo o copia de lo que se ha hecho en otras partes.
En ese sentido también, el chavismo es una opción revolucionaria. Es el proyecto más innovador y más atrevido que ha tenido Venezuela desde Bolívar. Es el único proyecto de paz, desarrollo, justicia y prosperidad para el pueblo venezolano desde 1810.