Celebran 157 aniversario del bautismo del Beato José Gregorio Hernández

Una jornada plena de espiritualidad y simbología católica se vivió este domingo en la población de Escuque por celebrarse los 157 años del día en que el Beato José Gregorio Hernández Cisneros fue llevado a la pila bautismal por sus padres. Las parroquias de la zona planificaron un conjunto de actividades que incluyó la visita del obispo José Trinidad Fernández Angulo.

Previamente se había programado una marcha con la reliquia del Beato desde la cercana población de El Alto y una cabalgata desde el vecino pueblo de Isnotú, cuna del Beato. Sin embargo, debido a las recientes restricciones emanadas desde la Gobernación del estado por el alza en contagios de covid-19, la actividad se redujo sin perder el brillo solemne y festivo.

El templo y el lugar donde fue bautizado el Beato estaban hermosamente decorados. Alrededor de las 10 de la mañana llegó la comitiva desde Isnotú con la reliquia del Dr. Hernández y la imagen que se venera en aquel Santuario. Una pequeña procesión por la Plaza Bolívar abrió las actividades. Los sacerdotes y un grupo de fieles de las parroquias vecinas portando estandartes y la imagen del beato caminaron cantando y rezando al sonar de las campanas. Entrando al recinto religioso en hombros de los presbíteros, la imagen y su reliquia fueron llevadas al bautisterio donde una vez fue cristianizado aquel niño. Hubo un momento para exhortaciones, oraciones, vivas y aplausos de los católicos que se congregaron en el lugar.

Ya en el templo estaban dispuestas las seis familias elegidas para bautizar a sus niños durante la solemne ceremonia presidida por Monseñor José Trinidad Fernández Angulo. El rito del bautismo fue preparado para celebrarse conjuntamente con la Santa Misa. Los concelebrantes, entre los que se hallaba el vicario general de la Diócesis, presbítero Rubén Delgado, también acompañaron al obispo en la administración del sacramento.

Sin miedo a ser diferentes

El obispo trujillano se mostró complacido de visitar y presidir, ahora como pastor propio de la diócesis, aquella eucaristía. Con su hablar pausado y claro exhortó vivamente a descubrir el diáfano mensaje de la Palabra de Dios allí proclamada. Comentando el evangelio correspondiente al domingo, sobre la presencia y actividad del Señor Jesucristo en su natal Nazaret, reflexionó sobre las consecuencias de quienes están de verdad en el camino de seguimiento a Jesucristo.

“No se puede pretender seguir fielmente a Jesús y no provocar, de alguna manera, la reacción, la crítica y hasta el rechazo de quienes, por diversos motivos, no pueden estar de acuerdo con un planteamiento evangélico de vida…Nos resulta difícil vivir a contracorriente. Nos da miedo ser diferentes… el dictado de la moda nos impone los gestos, las maneras, el lenguaje, las ideas, las actitudes y las posiciones de defensa y si no la seguimos estamos fuera de época”, dijo monseñor.

Recordado su bautismo a los numerosos creyentes allí presentes y a quienes participaban de la eucaristía a través de dos emisoras locales, el prelado les propuso mirar la vida del beato José Gregorio Hernández, para que “con coraje y valentía evangélica, vivamos un cristianismo que tiene una dimensión profética”.

 

 

Vicaría Diocesana para las Comunicaciones/Gráficas: Cortesía