El Ávila, ha sido fuente de inspiración para infinidades de artistas plásticos, pero referirse al “Pulmón de la Capital” en el ámbito artístico, es inevitable no hacer alusión al pintor paisajista Manuel Cabré, quien este 25 de enero estuviese celebrando su aniversario de vida 132.
Manuel Cabré fue un importante paisajista hispano-venezolano que nace en Barcelona (España) el 25 de enero de 1890. Hijo del escultor español Ángel Cabré y Magriña, y Concepción A. de Cabré. Llega a Caracas a los 6 años de edad, pues su padre había sido invitado por el Presidente Joaquín Crespo, para llevar a cabo trabajos en las obras públicas de la ciudad capital. A los ocho años ingresó en la Academia de Bellas Artes de Caracas, donde su padre dictaba la cátedra de Escultura.
En 1904, se inscribe en la Academia de Bellas Artes y ya en 1908 obtiene su primera distinción académica con un cuadro de gran tamaño: Paisaje de la Sabana del Blanco. En 1909, participa en una huelga de estudiantes de la academia que protestaban en contra del sistema pedagógico imperante en el instituto.
En 1912, se incorpora al Círculo de Bellas Artes, una asociación gremial de artistas y escritores. Dos años después (1914), participa con 5 cuadros en una exposición organizada por la mencionada asociación artística.
La propuesta pictórica de Manuel Cabré y su Ávila rápidamente fue merecedora del reconocimiento de la crítica y las instituciones artísticas, lo que se tradujo en premios recibidos a partir de 1908. Participó con retratos, escenas de interior y la fuerza de sus paisajes en las tres ediciones del Salón Anual del Círculo de Bellas Artes, celebrados en el Teatro Calcaño entre 1913 y 1915
Su primera exposición individual llegó en 1920 con una muestra de 119 obras aproximadamente, la cual le permitió recabar el suficiente dinero para viajar a París, donde se inscribe en la Academia de La Grande Chaumiére.
Su vida artística en la década de los años veinte se desarrolló entre su Caracas natal y su estudio en pleno Montparnasse Parisino. Participó en los Salones de Otoño de la ciudad luz; al tiempo que pintaba encargos de paisajes a partir de la observación de fotografías de Domingo Lucca.
En 1930 regresa a Venezuela y presenta una exposición con 26 obras de su etapa francesa en el club Central.
Para 1942 ocupó la dirección del Museo de Bellas Artes de Caracas, hasta 1946. Por estos años su obra se mantenía en constante producción y exhibición, participando entre 1940 y 1956 de manera consecutiva en las ediciones del Salón Oficial Anual de Artes Plásticas de Venezuela, y del que recibió en 1951 el Premio Nacional de Pintura, en su edición número XII, con la obra Ruinas del trapiche en La Flores.
El denominado “Pintor del Ávila” se encargó de proyectar los paisajes venezolanos hasta el punto de sentirse plenamente atraído por el Cerro El Ávila, paisaje que pintó desde todos sus ángulos y con todos los matices.
Entre las obras pictóricas que destacan del creador venezolano se encuentran: El Ávila desde el Blandín, La Urbina, la Laguna de Boleíta, Vista de Capacho Viejo; está última recibió el Premio Popular del Salón Planchart, en 1957.
La Fundación Museos Nacionales con motivo al aniversario de vida del artista plástico, extiende la invitación a toda la población para que asistan a las diferentes instituciones museísticas e ingresen a su cuenta en las plataformas digitales, @fundacionmuseos, para que aprecien cómo logró resaltar y destacar Manuel Cabré el paisaje venezolano.